
Es prácticamente imposible olvidar todo lo que escribimos juntos. Recuerdo cuanto necesitabas de mi. Cuantas ideas buenas aportaba a tu trabajo. Cuan buen equipo eramos. Tu alma de aventurero me hacía ser yo misma la mejor investigadora de la tierra, y eso era gracias a que tú me inspirabas.
Me inspiraste también a leer cosas que sin tu ayuda, jamás hubiera conocido. El talento de un escritor joven no consagrado pero con un potencial enorme. Que me transportaba a mundos inexistentes, pero que hacíamos propios con el tono de voz susurrante... te acuerdas?
Como olvidar esas conversaciones nocturnas, mojadas, casi alegóricas y esos encuentros en medio de la noche que esperé cada día. Sabías que me había acostumbrado a prácticamente no dormir, esperándote?. Siempre sabía que vendrías.... y cómo te esperaba!!. Con comida rica. Con carnecita. Con licor, de ese que te volvía loco.
Compartimos mucho en muy poco. Hablábamos de cosas que te aseguro nadie sabía. Atesorábamos una relación llena de mixturas. Y atesorábamos también secretos que con nadie compartíamos.
Me puse torpe. Con el tiempo. Y toda la magia del principio se cayó al suelo. Ya no era lindo
apagar tu hambre, tu sed, tu frío, tu soledad. Aunque yo muriera por ser tu mesenas... ya dejo de ser divertido.
Tú eras un hombre loco. Y con los locos no hay que meterse, a menos que sepas que nada bueno vas a obtener. Los locos son solitarios. Además. Y con eso de tu soledad infranqueable y tu estado permanente de lejanía, no pude luchar. Y dejé de buscarte y tú a mi.....
Y fue tan doloroso, permanecer despierta por infinitas noches. Esperando tu NO llegada. Ebrio como siempre, con ese olor a bar y a amigos en el mismo estado. Hablando de literatura, de poesía, de otras mujeres.
Sin duda nunca les hablaste que en casa te esperaba una mujer incondicional. Capaz que nunca les hayas dicho cuantas veces tú a mi me esperaste desnudo. O por cuanto tiempo abusabas de mi cariño.
Cuando ya mis esperanzas por ti, se habían desecho, apareciste apoyado en un poste de luz, en la pequeña loma de mi casa. Venías por lo que habia quedado de ti, en mi. Y te lo llevaste todo.
Recuerdo que mucho tiempo después volviste. No por mi, no por mis restos sino que por ayuda, como en un principio. Me hiciste una mala broma. Caí. Y me dejaste el sabor amargo de la indiferencia. Ahora te engaño. Estoy contigo y te vuelvo loco. Pero no es mas que mi dolor el que crece. Feliz te besaría profundamente. Te quitaría el frío, el hambre, el aburrimiento y la sed. Te sacaría de la soledad. Pero ya nuestro tiempo ha pasado. Ya no estamos ni en el lugar ni en el momento correcto. Ya te has olvidado hasta de como escribo. Mientras yo, te sigo leyendo. Aturdida. Sigo sintiéndote entre mis piernas. Es mi venganza.