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Desvinculación.

Es la palabra de la semana.

Separar las aguas. Botar todo. O casi todo. O todo lo posible. Es muy raro. Es raro vender todo lo que tienes, por ejemplo.

Nunca me ha interesado tener cosas, pero me hubieran visto aferrada a mi jarrón azul. Nunca quise que unos cabros chicos se llevaran mi living. Fue tremendo dejar todo limpiecito en el vacío del departamento. El eco. Fue ensordecerdor. Ese fue mi primer desligamiento de las cosas.

Seguí con las visitas de amigos, que no se me vaya a olvidar nadie. Hay que tener cuidado con quien hago las diferentes despedidas… intentar que nadie se sienta incómodo, listas de amigos, las listas no están listas, no logro terminar ni una. Luego, una vez en los lugares y a las horas respectivas, de a uno o en grupos, terminar conversaciones, aprovechar de decir todo lo que no has dicho nunca… sentir que no te queda tiempo, que vas a morir. Morir y renacer en un par de meses más. Reseteándose.

Delegar todo tu trabajo. Eso fue lo tercero, empezar a cachar que se te va de las manos voluntariamente, todos los temas que veías tan dedicadamente. Dejar la huella del COMO hacer las cosas en tu equipo de trabajo. Para que tu impronta siga en el tiempo como un legado de dedicación, de colaboración, de profesionalismo …. Con todos, sin excepciones. Es raro desligarse de las informaciones nuevas… ya no lo veo, habla con.

Es raro. Sigue siendo raro.

Desproveerse de los egos. Del reconocimiento, de los elogios. Porque una que ha sido buena en lo que haces, profesional, bien valorada. Y pasar de ser un HITO en cada uno de los proyectos que se presentan, a no ser NADIE en un par de meses. No hay agradecimientos, no hay aplausos, nadie requerirá de nada allá donde nadie me conoce excepto EL. Por lo tanto hay que instruir al ego a que no se suicide. Aprender de disfrutar del ego en otras cosas. Con otros estímulos. Que difícil será lidiar con eso. En fin.

Siguiendo con el des – marco o des – en – marco (no se como se dice, me gustan ambas) seguimos con la familia… des entrañarse de aquellos que necesitas para respirar. Aprovechar los brazos de todos a quien quieres para refugiarte por última vez. Ya no habrán mas de esos. Vamos acostumbrándonos a un puro par de brazos no mas.

Seleccionar. Un proceso transversal y paralelo. Que es lo que sirve y que no, de que prescindirías y de que no. Que te llevas contigo y que no. Básicamente son solo tonterías. Muchas fotos, muchos oráculos, mucha energía. Mucha piedra de color, mucho amuleto. Mucho vaso místico. Poca ropa. Casi nada de ropa y libros. Mas que nada libros. Y discos. Añorados. Solicitados. Quemados y entregados.

Y claro. Los recuerdos. De eso me llevo todo. De los recuerdos no me puedo desechar. Es muy difícil, aunque mi memoria sea frágil. Recordar todo desde allá será un sueño, del que no me quiero despertar.